Si bien la “Plaza de la Concepción” nació con la Villa, en aquellos primeros años fue cambiada de lugar, trasladada una cuadra más hacia el norte respecto de sus trazos originales. Su permanencia se mantuvo imperturbable y su trascendencia fue constante, como lugar físico desde donde la población se expandió a sus alrededores y tomó su rumbo y su pujanza.
A partir de 1860, el inmigrante italiano José Alaria fue el mentor del principal espacio verde de la ciudad que estaba al mando del general Julio Argentino Roca.
El historiador Mayol Laferrere recordó que “a Roca le interesaban las plantas y su cuidado, por lo que mantuvo varias conversaciones con Alaria”.
El vínculo logró continuidad y permitió por influencia de Roca que los dos hijos del primer jardinero público de la ciudad fueran incorporados al Ejército. Ambos se convertirían finalmente en generales de la República.
Alaria marcó los caminos de circulación en la Plaza y promovió las primeras arboledas que dieron entidad al espacio. Para evitar el daño que provocaba el paso de los caballos y carros, se decidió que durante años el lugar permaneciera alambrado.
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